Cuando pensamos en la Televisión Digital imaginamos una mejor calidad de audio y sonido, ello natural en un mundo en el cual "lo digital" es sinónimo de bueno, moderno y de "alta tecnología". Efectivamente, la TV Digital evita en mayor medida la interferencia y el ruido que percibimos en forma de lluvia, nieve, imágenes dobles y sombras.
La TV digital también permitirá que en un mismo canal se transmitan varios programas en simultáneo, de forma tal que, por ejemplo, un partido de fútbol pueda emitirse desde diferentes ángulos al mismo tiempo, o en diferentes idiomas o con información contextual sobre los jugadores y/o equipos (estadísticas de los goles anotados, efectividad en el pateo de penales, historia de resultados entre ambos equipos, etc.).
El hecho es que la TV digital es seis veces más eficiente en el uso del espectro radioeléctrico (frecuencias VHF y UHF) que la TV analógica, con lo que, una vez realizada la transición "sobrarían frecuencias" que podrían ser utilizadas para más canales de TV o radio ... ¡o para otros servicios!.
De hecho las frecuencias que se "liberarían" luego del apagón analógico (momento en el cual dejan de ser utilizadas) no sólo serían muchas en cantidad sino valiosas en calidad, dado que cuentan con características que las hacen muy buenas en términos de cobertura y capacidad de transmisión, además que penetran edificios sin necesidad de equipamiento adicional. Esto significa menores costos en infraestructura de transmisión para quienes usen dichas frecuencias.
A este valioso paquete de frecuencias "liberadas" o "sobrantes" luego del apagón analógico se le ha llamado dividendo digital .
Pero ¿Cuánto de ello debe quedar en manos de los broadcasters y cuánto debe utilizarse para otros servicios (telefonía móvil, servicios de emergencia, comunicaciones de datos, etc.)?. Es la pregunta que intentan responder aquellos países que ven cada día más cerca el apagón analógico (En Estados Unidos, por ejemplo, será el próximo 12 de junio[1]).
La TV digital también permitirá que en un mismo canal se transmitan varios programas en simultáneo, de forma tal que, por ejemplo, un partido de fútbol pueda emitirse desde diferentes ángulos al mismo tiempo, o en diferentes idiomas o con información contextual sobre los jugadores y/o equipos (estadísticas de los goles anotados, efectividad en el pateo de penales, historia de resultados entre ambos equipos, etc.).
El hecho es que la TV digital es seis veces más eficiente en el uso del espectro radioeléctrico (frecuencias VHF y UHF) que la TV analógica, con lo que, una vez realizada la transición "sobrarían frecuencias" que podrían ser utilizadas para más canales de TV o radio ... ¡o para otros servicios!.
De hecho las frecuencias que se "liberarían" luego del apagón analógico (momento en el cual dejan de ser utilizadas) no sólo serían muchas en cantidad sino valiosas en calidad, dado que cuentan con características que las hacen muy buenas en términos de cobertura y capacidad de transmisión, además que penetran edificios sin necesidad de equipamiento adicional. Esto significa menores costos en infraestructura de transmisión para quienes usen dichas frecuencias.
A este valioso paquete de frecuencias "liberadas" o "sobrantes" luego del apagón analógico se le ha llamado dividendo digital .
Pero ¿Cuánto de ello debe quedar en manos de los broadcasters y cuánto debe utilizarse para otros servicios (telefonía móvil, servicios de emergencia, comunicaciones de datos, etc.)?. Es la pregunta que intentan responder aquellos países que ven cada día más cerca el apagón analógico (En Estados Unidos, por ejemplo, será el próximo 12 de junio[1]).
- El dividendo digital y el futuro de la radiodifusión en América Latina / Hernán Galperín (jun 2008)
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