El Fenómeno de las cabinas de internet en el Perú

| sábado, 5 de junio de 2004
Desde que, en 1994, la RCP fundó la primera cabina pública de Internet hasta nuestros días cuando se evidencia que el 83% de los usuarios de Internet en el Perú tienen acceso a través de las mas de 2000 cabinas públicas, se ha hablado y escrito mucho sobre los factores que motivaron este crecimiento, sobre la sostenibilidad del modelo y sobre el futuro del mismo no sólo como facilitador del acceso de la población peruana a las nuevas tecnologías de la información y las comunicación (TIC) y a la Internet, sino también como una plataforma de distribución de valor agregado con inmensa capacidad para facilitar programas de desarrollo y lucha contra la pobreza.



El presente documento reseña los principales aspectos presentados por diversos autores, quienes han buscado entender este fenómeno buscando explicarlo al mundo como una forma original de enfrentar el problema de la brecha digital "a la peruana".

Para iniciar el análisis es importante considerar algunos aspectos terminológicos, especialmente si está en discusión la definición misma de aquello a que se conoce como telecentros o "cabinas públicas de acceso a internet", nombre que se le dio en Lima. Básicamente hablamos de un local dotado de una o más computadoras con acceso a internet cuyo uso es arrendado y en el que se brinda también servicio de soporte técnico elemental para los usuarios.



A partir de esta definición básica, se reconocen principalmente cuatro tipos de cabinas públicas: las comerciales o Cibercafés, es decir aquellas formadas con la finalidad de obtener una renta por su servicio; las impulsadas por iniciativa municipal o por gobiernos locales; las promovidas por universidades y centros de estudios superiores y/o tecnológicos; y las basadas en las escuelas primarias y secundaria.



En lo que concierne a estas últimas, de acuerdo con Francisco Proenza, han resultado difíciles de implantar en América Latina y el Caribe, especialmente en colegios públicos, dado que la administración pública escolar por lo general se maneja de forma centralizada. Además debe velar por la integridad y el mantenimiento de los equipos y locales a su cargo, y no encuentra fórmulas para poner estos equipos a disposición del público en horas extraescolares, mucho menos si tiene que cobrar por hacerlo. Una solución pareciera ser, según indica, darle vuelta al concepto; o sea, en lugar de "telecentro escolar", buscar la sostenibilidad a través de "telecentro comercial al servicio de la escuela".

Por otro lado, para Proenza no existe mayor diferencia entre las cabinas públicas auspiciadas por ONGs y las cabinas comerciales de las áreas suburbanas, aún cuando la finalidad de ellas sea diferente desde la concepción, ya que básicamente el servicio provisto es el mismo. Finalmente, indica, lo importante es que las iniciativas estén lideradas por un agente comprometido, que el modelo sea autosostenible y que los beneficiarios sean las poblaciones pobres. Esto último coincide con lo señalado por Ana María Fernández Maldonado y Victoria Holmes.



Cabinas públicas: el fenómeno peruano



El modelo de cabinas públicas peruano fue concebido con objetivos de desarrollo, pero luego fue apropiado por "empresarios populares" de las zonas de clases medias y medias-bajas de Lima metropolitana que fueron capacitados inicialmente por la Red Científica Peruana, quien cumplió un rol evangelizador mediante el dictado de charlas gratuitas todas las semanas en su cabina pública ubicada en el distrito de Miraflores. Este modelo de negocio popular ha proporcionado a un sector importante de la población, sobre todo al informal, una alternativa de desarrollo económico que ha incluido a otros sectores convergentes como el de software nacional, ensamblaje de computadoras, etc.



Un factor importante para este desarrollo ha sido la reestructuración y posterior apertura de las telecomunicaciones y especialmente el ingreso de empresas prestadoras del servicio de arrendamiento de circuitos, proceso que favoreció la caída de las tarifas de arrendamiento de circuitos dedicados a Internet, siendo los principales clientes las cabinas públicas, ya que constituyen más del 50% del mercado de líneas dedicadas alámbricas de 64kbps.

Lo anterior puede explicar por qué, desde el punto de vista de infraestructura, prácticamente no existe diferencia entre las cabinas públicas de los barrios populares y aquellas ubicadas en distritos de clase media.



Este desarrollo, sin embargo, no puede ser explicado solamente desde el punto de vista tecnológico sin tomar en cuenta las circunstancias económico-sociales de Lima en la segunda mitad de la década de los 90s.



El primer elemento a considerar es la llamada economía "chicha", "popular" o también llamada sector informal. Las cabinas públicas no podían establecerse si para ello requerían de grandes inversiones; por ello, las cabinas comenzaron a establecerse en las habitaciones en desuso de casas de zonas populares de Lima; con equipos ensamblados y con software "pirata" es decir, sin licencia de uso.



Otros elementos, como la importante proporción de población joven de las áreas urbano-marginales; el importante número de especialistas en computación e informática que carecían de empleo y la idea arraigada de que la tecnología era una herramienta que podía generar un salto económico para las familias de clase media baja; fueron también muy importantes.



Finalmente, durante la década de los 90s, las condiciones de vida en dictadura obligaba a la población a buscar espacios democráticos, y fue así como se desarrolló en el ciberespacio peruano una esfera de discusión libre y de acción política, que era inexistente en los años 90 en la sociedad no-virtual.



Las TIC no estaban en la agenda del gobierno y no sólo no fueron impulsadas para mejorar la transparencia y una comunicación más directa con la población, sino que tampoco se permitió que, por medio de éstas, se formara una integración más activa de la población. Mas bien se persiguió excluirla .



Ante la carencia de actividades estatales en lo que a promoción de las TIC se refiere, fue necesaria la iniciativa privada del sector informal. No obstante, el sector informal no puede asegurar la extensión masiva bajo las mismas condiciones, que son exigidas como tarea del Estado y, aunque parezca una ironía, el éxito de las cabinas públicas ha favorecido la inactividad estatal al permitirles ignorar la problemática durante mucho tiempo.



Sobrevivir: el gran reto



Luego del crecimiento acelerado del negocio de las cabinas públicas en Lima y su posterior expansión a capitales provinciales, las cabinas públicas enfrentan actualmente el reto de sobrevivir como modelo de negocio.



La competencia, especialmente en los distritos populares, es muy fuerte y, se ha llegado a producir una guerra de precios que atentaría contra la sostenibilidad a mediano plazo de las propias cabinas. Este fenómeno se estaría dando por el poco conocimiento de estrategias de marketing y administración de negocios de parte de los propietarios de las cabinas,como también por estrategias de competencia desleal como las denunciadas por la revista InfoCab que estaría condenando a muchas cabinas a la desaparición.

Los precios son bajos a causa de la concentración de la oferta, especialmente en los distritos pobres, ya que muchas veces se puede encontrar mas de una cabina en menos de 100 metros. La determinación del precio del servicio no tiene una correlación alta con el nivel de ingreso del distrito, ni tampoco con la calidad del servicio, según los estudios realizados por Erick Meijer y Robbin te Velde.



Otro de los problemas que afrontan actualmente las cabinas públicas, tiene que ver con la seguridad. Los robos constituyen un serio problema, sobretodo para aquellos locales ubicados en los conos de la capital. Por esta razón, casi todas las cabinas funcionan detrás de rejas o contratan servicios particulares de seguridad, lo que hace disminuir sus ya magros ingresos.



¿Cuál es el futuro?



Para algunos analistas el mercado de las cabinas públicas en Lima ha llegado a un punto de saturación, las nuevas cabinas tienen cada vez menos lugar para situarse y su concentración en determinadas zonas ya empieza a generar competencia destructiva. Del mismo modo, algunos consideran que, conforme las tarifas telefónicas se reduzcan y los precios de los equipos informáticos bajen, el fenómeno de las cabinas públicas se irá diluyendo.

¿Podría esperarle a las cabinas públicas un futuro como el de las casas de alquiler de videos que alguna vez proliferaron en Lima, gracias a las débiles normas antipiratería y a la pasividad del gobierno para hacerlas cumplir, pero que luego, fueron sacadas del mercado ante el ingreso de franquicias multinacionales como Blockbusters y WestCoast; y el relanzamiento del cine con salas pequeñas y tarifas al alcance de la población?.



Las cabinas de Internet en Perú han sido homenajeadas precisamente por aparentar representar el triunfo de una "magia del mercado" aún en un sector en el que a todas luces el Estado debió haber cumplido un rol ya que, al margen de haber constituido un elemento crucial para afrontar el problema de la brecha digital en el Perú, quizás, el principal beneficio que se ha logrado con este fenómeno ha sido la creación de una incipiente pero sólida cultura de red.



Apuntes sobre el rol del Estado



Aún tomando en cuenta este fenómeno, el proceso de apropiación de la tecnología y su empleo productivo y creativo por las clases populares es mucho más lento que lo que se pensó al ver la efervescencia de los negocios de internet y la subida de los índices del Nasdaq a inicios de este milenio, por ello se hace necesario que el estado adopte medidas para fomentar e impulsar este desarrollo antes que se detenga ya que, como lo indica el Informe sobre Desarrollo Humano 2001, si bien el mercado puede ser un motor poderoso para el desarrollo tecnológico, no es suficientemente poderoso como para crear y difundir las tecnologías necesarias para la erradicación de la pobreza.



De acuerdo con Proenza el apoyo estatal debe seguir fórmulas institucionales sustentables, debe subsidiarse el equipamiento inicial y dejar la operación y mantenimiento a los gestores locales; no se deberá auspiciar el servicio gratuito puesto que no sólo bloquea el desarrollo de iniciativa privada sino que también bloquea la capacidad creativa local impidiendo la formación de líderes emprendedores.



Lo mismo sucedería con la aplicación de franquicias públicas o estatales, es preferible optar por otras fórmulas de apoyo que den plena latitud y flexibilidad de decisión a los administradores locales.

El estado peruano tiene en la actualidad la oportunidad de fortalecer el potencial de las cabinas con objetivos de desarrollo, sin embargo, para hacerlo habrá que mirar más allá del acceso. Un acceso barato no es suficiente garantía para que los beneficios potenciales de internet lleguen a los más pobres, ni para asegurar que todos los miembros de esas comunidades puedan estar aptos para aprovechar los beneficios de las TIC.



En términos de integración, las cabinas han acercado a las capas sociales que estaban desvinculadas de las tecnologías de la información y han brindado una mejor oportunidad ante la difícil y cotidiana tarea de formar parte de una sociedad que pareciera excluirlos. Un indicador del reconocimiento de la importancia de las cabinas públicas en el combate a la exclusión social, es la presencia cada vez mayor de organizaciones e intereses indígenas, como se ha encontrado en México y en Colombia.



En términos de educación, como se ha mencionado anteriormente, las cabinas de internet han cumplido un rol de "formadores" de la población, creando en ella las capacidades para obtener beneficios de Internet. Las cabinas, como señala Ana María Fernandez-Maldonado, han sido una herramienta fundamental de capacitación informática de la población, las capacidades logradas constituyen un excelente punto de partida para las ahora urgentes políticas del Estado en materia de Tecnologías de la Información.



El gobierno, no debe restringir su rol solamente a aquel de regular el sector de las telecomunicaciones. Existe un número creciente de organizaciones e individuos en Perú que desean obtener ventajas de estas TIC con fines sociales, pero trabajando solos y en forma desarticulada no se lograrán las transformaciones de gran escala que se necesitan para impulsar el desarrollo.



Un campo que debe apoyarse es el uso de las TIC en las PYMES. Para ello es preciso elaborar programas de masificación del uso de Internet, con base en redes asociativas especializadas de apoyo a las Pymes que les permitan acceder, por medio de ventanillas electrónicas, a información sobre tecnología, crédito y mercados. De esta manera fomentar la creación de sistemas Intranet que vinculen a empresarios de un territorio o producto y dé lugar a compras colectivas de insumos, la participación en ferias, el comercio electrónico, la participación en licitaciones estatales y la creación de contenido de uso común.



El gobierno puede estimular estos procesos con programas de cabinas públicas desde donde se pueda acceder a los instrumentos y se difundan las oportunidades de negocios, ferias y exposiciones. Es posible que se requieran subsidios especiales a programas de telefonía rural y a centros de información en zonas rurales, de modo que se estimule la interconectividad y el acceso informático de productores alejados de los centros urbanos.



Finalmente, es importante resaltar el hecho de que los proyectos de conectividad no pueden ser instrumentados verticalmente desde el estado pues correrían riesgo de fracasar. La experiencia nos dice que, para lograr que la poblacion obtenga los mayores beneficios de las TIC es importante involucrar a los actores locales en un proceso de aprendizaje vivencial, aplicando la tecnología a las actividades cotidianas de los campesinos, los estudiantes, los pequeños comerciantes, y en general, de todos aquellos que viven en las zonas rurales, quienes en el uso cotidiano de esta tecnología encontrarán, ellos mismos, el mejor uso en provecho de su comunidad, su economía, su cultura y su historia .



Bibliografía

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