Lineamientos para la elaboración de un plan de capacitación para el desarrollo de Infocentros Rurales

| lunes, 9 de agosto de 2004
La implantación y desarrollo de los Infocentros Rurales ICR supone no sólo la búsqueda de soluciones a problemas de carácter técnico y económico. Existen también aspectos sociales y culturales relacionados con la aceptación y apropiación de estas nuevas tecnologías de información y comunicación por parte de una población que, por su carácter rural, ha tenido un contacto limitado con ellas.



Para que dicha aceptación y apropiación puedan ocurrir es imprescindible que la población usuaria cuente con las habilidades necesarias para emplear estas herramientas, no sólo incorporándolas a su quehacer cotidiano, sino también descubriendo una expansiva esfera de nuevas aplicaciones. El área de capacitación cobra especial importancia en un entorno que por sus características innatas está asociado a lo tradicional y, por tanto, aparece distante, incapaz de incorporar los alcances de la modernidad.



Desde la perspectiva con la que se enfoca el presente estudio, la introducción de tecnologías modernas de información y comunicación en áreas rurales no debe llevar a concebir a las personas que residen en zonas rurales únicamente como agentes pasivos, consumidores de información. Se aspira también a que ellos puedan usar estos instrumentos para dar a conocer su mundo, su riqueza cultural, sus expectativas y oportunidades. Es desde esta perspectiva bi-direccional que tienen que situarse debidamente los procesos de capacitación.



La exitosa implantación y funcionamiento sostenible de los ICR requiere la necesaria ejecución de procesos de capacitación dirigidos a dos destinatarios perfectamente distinguibles: los operadores de los ICR y los usuarios finales. A continuación se formulan algunas consideraciones básicas que sustentan esta doble orientación de la capacitación.



En primer lugar, la capacitación a los operadores tiene que partir de la oferta de servicios que los ICR van a brindar. En efecto, se requiere, primero que nada, la transmisión de habilidades para atender la infraestructura técnica de conectividad en el nivel básico requerido para la operación de los ICR. Tales habilidades se refieren a la identificación de los problemas básicos de funcionamiento de los equipos de modo que los operadores sean capaces de discriminar aquellas dificultades que pueden ser superadas in situ por ellos mismos, de otras dificultades que precisen de la presencia de personal más especializado, a quienes los operadores sean capaces de dar cuenta claramente de los problemas técnicos que se presenten. Esta capacitación técnica puede ser brindada por centros académicos (universidades o institutos tecnológicos de la región) con apoyo de materiales de capacitación y orientación redactados en forma sencilla y de fácil comprensión.



En segundo lugar, para todo lo que es comunicación de datos, el personal debe estar capacitado en el manejo del entorno Windows, las herramientas telemáticas (navegadores, motores de búsqueda, herramientas para obtener, grabar y enviar archivos electrónicos), así como también el software básico de ofimática (procesadores de texto, hojas electrónicas, programas de presentaciones) y otros aplicativos que se identifiquen a partir de demandas específicas (de escolares, universitarios y profesionales). Estas son las habilidades que los operadores deben saber manejar para trasmitirla luego a los usuarios finales.



El funcionamiento exitoso de los ICR exige también, de parte de los operadores, la capacidad de gerenciar adecuadamente sus organizaciones en tanto unidades de negocios. Ello requiere, en tercer lugar, de una adecuada capacitación para el manejo de herramientas básicas de contabilidad y finanzas. A ello se suma también la capacidad de promocionar la actividad de los ICR con conocimientos simples de mercadeo.



Los otros sujetos de capacitación son los usuarios finales. Por su naturaleza, este grupo es altamente heterogéneo y expresa múltiples identidades regionales, con diferencias no sólo en conocimientos previos sino también en la capacidad de asimilar ágilmente estas nuevas herramientas. Pero en esa diversidad se encierra también una riqueza cuya ruta de llegada y de salida son los ICR.



La capacitación a los usuarios debe partir de la necesidad de dotarlos de los instrumentos necesarios para vincularlos a la información y al conocimiento dentro de una perspectiva de desarrollo. Se conciben dos líneas de capacitación; una primera es de orientación más individual y tiene por objetivo permitirles el manejo del software y las herramientas antes mencionados respecto a los operadores. La segunda línea se orienta a promover el fortalecimiento de las redes locales de conocimiento y tiene una orientación colectiva.



Respecto a la capacitación según los requerimientos individuales de los usuarios, ésta se basa en la modalidad de enseñar haciendo y se expresa en la ayuda que los operadores darán a los usuarios finales cuando éstos acudan a los ICR para acceder a los servicios de comunicación y telemática. Dicha acción debe estar apoyada por la distribución de cartillas instructivas convenientemente redactadas en lenguaje sencillo y gráficos de rápida comprensión. El uso adecuado de estas herramientas iniciará y pondrá en movimiento la llamada capacitación en cascada, pues estos primeros usuarios pueden actuar a su vez como capacitadores en ámbitos más específicos (círculos de familiares, de amigos, de trabajo o de actividad, etc.).



La necesidad de comunicación no se sustenta únicamente sobre bases individuales. En el ámbito rural son notorias las organizaciones colectivas que nacen de la dinámica del quehacer cotidiano. Allí están las asociaciones de productores, las juntas de regantes, los círculos de artesanos, las colectividades nacidas de actividades religiosas, festivas, etc. Cada una de ellas necesita información para un mejor desarrollo de sus actividades; sin embargo, no es su único rol el ser consumidoras de información. También pueden producir información para darse a conocer, para interactuar más dinámicamente entre ellas y hacia el exterior. Para ello se requiere de un conjunto de componentes con sus especificidades respecto a la capacitación.

En primer lugar, se precisa identificar a estas entidades, logrando un mapa preciso de su ubicación y área de influencia. En segundo lugar, para cada una de ellas se requiere identificar la información que demandan y que va a ser demandada de ellas. Parte de esta labor posiblemente ya está en marcha a través del trabajo que en estos ámbitos desarrollan las organizaciones no gubernamentales de desarrollo (ONG). Tanto esta labor de identificación, como la capacitación misma puede correr a cargo de estas ONG en asociación con los ICR.


Tomado de:



Távara Martins, José. Estudio para la definición de una estrategia de fortalecimiento y expansión del programa de telecomunicaciones e info-centros en las zonas rurales del peru. Lima, 2003



Documento disponible en pdf



1 comentarios:

Anónimo dijo...

rolando rojas
soy operador de maquinari apesada me gustaria saber el telefono y la direccion de la compañia xstrata schel de suiza para dejar mi curriculun
rolandorq@hotmail.com

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